martes, 31 de enero de 2023
sábado, 28 de enero de 2023
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
Cómo pasar tiempo con Jesús en la mañana
En una entrada anterior hablamos acerca de la importancia de establecer el hábito de pasar tiempo con Jesús en la mañana. Este hábito maravilloso es crucial para crecer en nuestra relación con Cristo.
Es posible que se dé cuenta de los beneficios que produce este tipo de hábito y por lo tanto, desea que sea parte de su vida, pero no está seguro de cómo pasar ese tiempo. ¿De qué manera debemos pasar tiempo con Jesús? ¿Qué debemos hacer en nuestro tiempo con Él en las mañanas?
A través de los siglos, creyentes que han amado al Señor y buscado conocerle más han descubierto muchas maneras disfrutables y beneficiosas de pasar tiempo con Él en las mañanas. Más adelante veremos algunos de estos descubrimientos. Pero antes, refresquemos rápidamente nuestra memoria de lo que implica tener este tiempo con Jesús por la mañana.
La meta de nuestro tiempo con Jesús en la mañana
Pasar tiempo con el Señor cada mañana no tiene como propósito cumplir con un deber religioso o llevar a cabo un ritual. Si sólo marcamos la hora de entrada y salida pero nuestro corazón realmente no está allí o nuestro espíritu no está involucrado en ello, puede que desarrollemos este hábito, pero no será uno de disfrute o que nos ayude a conocer más al Señor o a crecer en Su vida. No tiene sentido ni es provechoso mantener una práctica vacía.
Antes bien, debemos tomar este tiempo por la mañana como una oportunidad para estar íntima y personalmente con Aquel a quien amamos: nuestro querido Salvador Cristo. El Señor Jesús es una persona maravillosa que vive en nosotros y la meta de este tiempo es contactarlo en nuestro espíritu para ser nutridos por Él en Su Palabra, disfrutarle, recibir Su hablar y conversar con Él.
Teniendo esto en mente, veamos algunas maneras de pasar tiempo con el Señor cada mañana.
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
Invocar el nombre del Señor
Algunas veces, la mejor oración es simplemente invocar el nombre del Señor. En nuestro tiempo con Jesús por la mañana podemos orar de manera sencilla: “Oh Señor Jesús”. Invocar el nombre del Señor puede ayudarnos a que comencemos a abrir nuestro corazón a Él y ejercitemos nuestro espíritu para contactarle. Mientras invocamos, podemos orar aún más: “Señor Jesús, esta mañana una vez más vuelvo mi corazón a Ti. Señor Jesús deseo contactarte en mi espíritu para recibir Tu vida”. Cuando invocamos, podemos contactar al Señor como el Espíritu vivificante en nosotros y, de esta manera, recibir Su vida. M.E. Barber en uno de sus himnos maravillosos lo expone muy bien: “Respirar, Jesús Tu nombre, me da vida en verdad”.
Decirle al Señor que lo amamos
El Señor desea nuestro amor y cuando saludamos al Señor por la mañana con un “Señor Jesús te amo” experimentamos una dulce sensación. Entre más le decimos que lo amamos, más crecerá nuestro amor por Él, y más disfrutaremos Su amor por nosotros. Nuestro corazón llega a estar más sensible y abierto hacia Él.
Alabar y dar gracias al Señor
Podemos alabar y dar gracias al Señor por todo lo que ha hecho y por lo que es. Por ejemplo, podemos alabarle por los hechos maravillosos que encontramos en la Palabra de Dios:
“Señor Jesús, te alabo por Tu logro y Tu victoria en la cruz”.“Te alabo Señor, Tú eres la resurrección y la vida”.“Te alabo Señor Jesús, Tú eres Dios y eres el hombre perfecto, sin pecado”.“Señor, Tú eres el Cordero de Dios. ¡Te alabo!”
Efesios 5:18 y 20 nos dice que podemos ser llenos con el Señor en nuestro espíritu humano al dar gracias. Además de la infinidad de cosas específicas por las cuales podemos dar gracias en nuestras vidas, también podemos dar gracias al Señor por lo que Él es para nosotros y por lo que hace por nosotros según se revela en la Biblia. Por ejemplo:
“Gracias Señor Jesús por Tus misericordias nuevas esta mañana”.“Gracias Señor por ser mi vida”.“Señor Jesús, gracias por amarme y salvarme”.“Oh Señor, gracias por vivir en mí y por siempre estar en mí ”.“Gracias Señor Jesús por ser mi pan de vida”.
Confesar nuestros pecados
Cada mañana podemos confesar nuestros pecados al Señor a medida en que nos los hace saber por medio de nuestra conciencia. Esto es muy importante en nuestra comunión con Él. Todos hemos experimentado cuán incómodo es pasar tiempo con alguien con quien hemos discutido o a quien hemos ofendido. Incluso, es difícil conversar con esa persona. Quizás cuidemos el uno del otro, sin embargo, una barrera nos separa, y ésta dificulta que tengamos un tiempo agradable.
Nuestra relación con el Señor Jesús es aún más delicada. Él vive en nosotros y conoce todas las cosas. Aunque desea tener comunión con nosotros no puede tolerar el pecado. De modo que cuando pecamos o le desobedecemos, se forma una barrera que nos separa de Él.
Sin embargo, podemos confesar nuestros pecados a Jesús para recibir Su perdón y lavamiento. De esta manera, se elimina la barrera y podemos sentir una paz entre nosotros y el Señor. Así, una vez más, podemos tener comunión con el Señor libremente con un corazón despejado y abierto.
Leer y orar la Palabra de Dios
Podemos leer la Biblia en la mañana e incluso utilizar la Palabra para orar. Para hacer esto, es mejor no leer muchos versículos sino enfocar nuestra oración en uno o dos. Podemos tomar otro tiempo para estudiar Su Palabra. La meta aquí es ser nutridos.
Podemos leer un capítulo o la mitad de uno si es un capítulo largo, y luego volver al capítulo y orar con uno o dos versículos según el Señor lo haya tocado. Por ejemplo, supongamos que leyó Juan 4 en su lectura bíblica diaria y que los versículos 10 y 14 le resaltaron. Usted puede orar con estos versículos: “Señor Jesús, Tú eres el agua viva. Oh Señor, vengo a Ti ahora mismo para beber de Ti. Solamente Tú puedes darme el agua que sacia mi más profunda sed. Gracias Señor, que ahora eres el agua viva en mí, una fuente de agua que salta para vida eterna. Mantenme bebiendo hoy de Ti”.
Sea lo que sea que hagamos en nuestro tiempo en la mañana con Jesús, siempre debemos incluir tiempo en la Palabra en oración a fin de recibir una nutrición considerable. Podemos conversar con Jesús usando Su Palabra y Él puede hablarnos en Su Palabra. Mientras oramos usando la Palabra de Dios y oramos con la Palabra de Dios, Su Palabra nos nutre, refresca, ilumina y fortalece.
Cantar al Señor
Algunas veces, un himno expresa lo que pensamos y sentimos mejor de lo que nuestras palabras pueden expresarlo. Cantar o leer en oración un himno nos abre de manera profunda al Señor Jesús. Efesios 5:18 y 19 nos dice que cantar al Señor con nuestros corazones es otra manera de ser llenos en nuestro espíritu con Su Espíritu. El sitio web hymnal.net es un excelente recurso de himnos que incluye también la música de cada uno.
Una Persona
Ciertamente podemos orar al Señor y pedirle por algunos asuntos o personas en nuestras vidas, no obstante, el Señor Jesús es una persona viviente que desea tener una relación con nosotros. De modo que primero debemos acudir a Él para disfrutar Su presencia, en lugar de comenzar nuestro día exponiendo ante Él las cosas que se encuentran en nuestra “lista de deseos”. Cuando contactemos primero al Señor en nuestro espíritu y lo disfrutemos en Su Palabra, Él nos guiará de qué manera orar por estos asuntos según Su voluntad.
Los seis puntos descritos anteriormente en esta entrada no tienen un orden en particular y no se deben tomar como si fueran una fórmula fija. Puede que a veces comencemos alabando al Señor Jesús y dándole gracias. Luego, puede que el Señor nos alumbre en cuanto a haber desobedecido en algún asunto el día anterior, y entonces, podemos confesarle ese pecado. Otras veces, tal vez oremos Su Palabra, invoquemos Su nombre y le cantemos todo al mismo tiempo.
Lo más importante es abrir nuestro corazón y ejercitar nuestro espíritu para contactar la Persona viva de Cristo. Esto hace que nuestro tiempo no se convierta en algo metódico, rutinario o vacío; antes bien, disfrutaremos al Señor de manera fresca cada mañana. A medida que practicamos estas cosas, el Señor nos mostrará cómo contactarlo de una forma viviente y personal.
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
¿Qué significa ser de corazón puro?
El Sermón del monte, el nombre tradicional de lo que Jesús habló en los capítulos 5-7 de Mateo, comienza con nueve bendiciones conocidas como las bienaventuranzas. Estas bendiciones están llenas de significado para nuestra vida cristiana hoy.
En una entrada anterior, hablamos del significado de la primera bendición registrada en Mateo 5:3, “Bienaventurados los pobres en espíritu”.
En esta entrada, exploraremos el significado de otra bendición. Mateo 5:8 dice:
“Bienaventurados los de corazón puro, porque ellos verán a Dios”.
El significado de corazón puro
Primero veamos qué significa ser de corazón puro. La nota 1 sobre corazón puro en Mateo 5:8 en la Versión Recobro es muy útil. La primera parte explica:
“Tener un corazón puro es tener un solo propósito, esto es, tener como única meta hacer la voluntad de Dios para Su gloria (1 Co. 10:31). Se tiene un corazón así para el reino de los cielos”.
Cuando tenemos un solo propósito y una sola meta para la gloria de Dios, somos de corazón puro.
Ahora leamos 1 Timoteo 1:5:
“Pues el propósito de esta orden es el amor nacido de un corazón puro”.
La nota 3 sobre este versículo en la Versión Recobro dice:
“Un corazón puro es un corazón sencillo y sin mixtura, un corazón que sólo busca al Señor y toma al Señor como la única meta”.
Aquí nuevamente vemos que un corazón puro es uno que es sencillo, sin ningún tipo de mixtura.
Una sustancia es pura sólo cuando no es mezclada con ningún otro material. Por ejemplo, un anillo de oro puede describirse como oro puro si el anillo no tiene ningún otro elemento además del oro. Pero si es oro junto con algo más, no es puro; es una aleación, o una mixtura.
Ser de corazón puro significa que nuestro corazón no busca otra cosa sino sólo al Señor Jesús. Significa que lo tomamos a Él como la única meta de nuestra vida.
¿Por qué necesitamos ser de corazón puro?
La siguiente parte de la nota 1 sobre Mateo 5:8 nos dice por qué debemos ser puros en nuestro corazón:
“Nuestro espíritu es el órgano con el cual recibimos a Cristo (Jn. 1:12, 3:6), mientras que nuestro corazón es el terreno donde Cristo crece como semilla de vida (13:19). Por causa del reino de los cielos necesitamos ser pobres en espíritu, ser vaciados en nuestro espíritu, a fin de recibir a Cristo. Además, debemos tener un corazón puro y sencillo, para que Cristo pueda crecer en nosotros sin impedimento”.
Cuando creímos en Jesucristo como nuestro Salvador, lo recibimos en nuestro espíritu humano y nacimos de nuevo con la vida divina de Dios. Pero Cristo no sólo quiere ser recibido por nosotros; también quiere crecer en nosotros, en nuestro corazón.
La Biblia nos dice que nuestro corazón está compuesto por nuestra mente, parte emotiva, voluntad y conciencia. A fin de que Cristo crezca libremente en nosotros, necesitamos ser de corazón puro, es decir, sencillos en nuestro propósito y nuestra meta. Esto es para el reino de los cielos y cumple la voluntad de Dios.
Cómo ser de corazón puro
Probablemente todos admitiríamos que nuestro corazón puede ser muy complicado. Quizás ni seamos capaces de saber cuándo no somos de corazón puro. Entonces, ¿qué debemos hacer?
En lugar de tratar de diagnosticar la condición de nuestro corazón, debemos acercarnos al Señor Jesús y abrirnos a Él. Necesitamos que el Señor resplandezca sobre nosotros y nos hable sobre cualquier cosa en nuestro corazón que compita con Él por nuestro afecto.
Juan 1:4 dice:
“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
La luz que puede mostrarnos dónde estamos proviene de la vida en nosotros, que es simplemente el Señor mismo. Por eso es tan importante pasar tiempo en la presencia del Señor en oración y en Su Palabra. Podemos pedirle al Señor que purifique nuestro corazón al orar algo como esto:
“Señor Jesús, gracias por entrar en mí como vida. Gracias, Señor, que Tú eres la luz en mí. Quiero ser de corazón puro. Muéstrame si tengo cualquier meta u objetivo que no seas Tú. Señor, quiero que mi corazón sea sencillo para Ti y Tu voluntad para que puedas crecer en mí”.
Cuando el Señor nos muestre algo que ocupa nuestro corazón, no deberíamos desanimarnos. Simplemente deberíamos responderle en oración y decirle que no queremos que esa cosa ocupe Su lugar en nuestro corazón.
A medida que respondamos a Su resplandor en comunión con Él, el Señor continuará hablándonos más. Responder al Señor es la forma en que cooperamos con Él y le damos la manera de hacer que nuestro corazón sea puro para Él. Entonces Él tendrá la oportunidad de crecer en nosotros.
Ellos verán a Dios
El Señor Jesús dijo que los de corazón puro son bienaventurados porque ellos verán a Dios.
En la Versión Recobro, la nota 2 sobre verán a Dios en Mateo 5:8 dice:
“Si somos puros de corazón al buscar a Dios, veremos a Dios. Ver a Dios es una recompensa para los de corazón puro. Esta bendición es tanto para hoy como para la era venidera”.
La recompensa de ver a Dios es un incentivo tremendo para que cooperemos con el Señor a fin de que Él pueda tener el espacio y la libertad para crecer en nosotros.
¿Cómo podemos ver a Dios?
Pero ¿que significa ver a Dios para nosotros hoy? ¿Significa que tenemos algún tipo de visión exterior y sobrenatural de Él?
Hoy podemos ver a Dios de dos maneras. Una es verlo en la faz de Jesús interiormente y la otra es verlo en la Palabra de Dios. Veamos algunos versículos que nos muestran cómo podemos ver a Dios de estas dos maneras.
En la faz de Jesucristo
Primero leamos 2 Corintios 4:6:
“Porque el mismo Dios que dijo: De las tinieblas resplandecerá la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
El Dios eterno se hizo hombre, nuestro Señor Jesucristo, y vivió en esta tierra entre la humanidad. Nadie jamás vivió, actuó o habló como Él. Jesús expresó a Dios en todos los sentidos, en cada situación y con todo tipo de persona. La gente vio la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Pero puesto que Jesús ya no está físicamente en la tierra, ¿cómo podemos verlo hoy? El versículo 6 dice que Dios resplandece en nuestros corazones para iluminar el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Así que, para los creyentes de hoy, ver a Dios no es algo externo, físico o sobrenatural. En cambio, es algo interno, en nuestros corazones, ya que ahora Jesús habita en nosotros. Cuando nada en nuestro corazón compite con el Señor por nuestro afecto, tenemos una sensación interior de ver y contemplar al Señor. Ver a Dios en la faz de Jesucristo es un gozo indescriptible.
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
En las palabras de la Biblia
Además de ver a Dios internamente en la faz de Jesús en nuestros corazones, también podemos verlo en las palabras de la Biblia.
En Juan 5:39, Jesús dijo:
“Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí”.
Cuando leemos la Biblia con un corazón puro mientras ejercitamos nuestro espíritu, nuestra parte más profunda, las Escrituras nos dan testimonio acerca de la persona maravillosa de Jesús. Mientras leemos y oramos con las palabras de la Biblia, la luz de Dios resplandece y vemos a Jesús en toda Su belleza y gloria. Entonces espontáneamente, nos llenamos de amor y alabanza por Él.
Que el Señor nos ayude a abrirnos a Él diariamente para que Él pueda hacernos puros de corazón. Somos verdaderamente bendecidos y felices cuando tenemos el deleite de ver a Dios, y Cristo se alegra cuando tiene el camino libre para crecer en nuestros corazones.
Si vive en los Estados Unidos, le recomendamos que pida una Santa Biblia de Estudio Versión Recobro gratis aquí para que pueda leer todas las notas y referencias paralelas reveladoras de los versículos mencionados en esta entrada.
Si desea aprender más sobre nuestro corazón y el papel crucial que desempeña en nuestra relación con el Señor, le recomendamos leer el capítulo 8, “Tratando con el corazón y con el espíritu”, de La economía de Dios. Este libro electrónico se puede adquirir en cualquier parte del mundo pida aquí.
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
Cómo obtener vida al leer la Biblia
En lo importante que es saber que la esencia de la Biblia es el Espíritu. Puesto que solamente el Espíritu es el que da vida, a fin de poder obtener vida al leer la Biblia es necesario que contactemos el Espíritu en la Palabra. A medida que recibimos la vida, seremos nutridos espiritualmente y por medio de recibir este nutrir, creceremos en Cristo. De modo que, recibir vida de la Biblia es bien crucial para nuestra vida cristiana.
¿Cómo podemos obtener vida al leer la Biblia?
2 Timoteo 3:16 es un versículo clave que nos muestra de qué manera entrar en el Espíritu, que da vida cada vez que leemos la Palabra de Dios:
“Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.
La primera parte de la nota respecto a dada por el aliento de Dios en este versículo nos ayuda a entender que el Espíritu es la esencia de las Escrituras. Ahora, enfoquémonos en la segunda parte de esta nota a fin de ver cómo podemos contactar el Espíritu en la palabra de Dios:
“Esto indica que la Escritura, la palabra de Dios, es el aliento que sale de Su boca. El hablar de Dios es Su exhalación. Por lo tanto, Su palabra es Espíritu (Jn. 6:63), o aliento. Así que, la Escritura es la corporificación de Dios el Espíritu. El Espíritu es, por lo tanto, la esencia misma, la sustancia, de la Escritura, así como el fósforo es la sustancia esencial de los cerillos. Debemos encender el Espíritu de la Escritura al contactarla con nuestro espíritu para obtener el fuego divino”.
Para recibir vida de la Biblia debemos “encender el Espíritu de la Escritura al contactarla con nuestro espíritu para obtener el fuego divino”. ¿Qué significa esto?
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
Un cerillo y la superficie adecuada
Para poder entender la analogía descrita en la nota, expliquemos un poco la función de un cerillo.
La cabeza de un cerillo esta hecha con fósforo. Cuando la cabeza del cerillo se pone en contacto con una superficie áspera, el calor de la fricción enciende este reactivo químico elevado. Supongamos que encendemos el cerillo en un suéter suave, hierba o botella de plástico, no pasa nada, pues no son el tipo de superficie adecuada. Sin embargo, cuando lo encendemos en una piedra granulosa, el cerillo inmediatamente se encenderá y convertirá en fuego.
Así que para comenzar el fuego, es necesario tener dos cosas: el cerillo y la superficie adecuada para encenderlo.
El Espíritu y nuestro espíritu
El ejemplo del cerillo y la superficie adecuada nos muestran de que manera obtener el fuego divino escondido en la Palabra de Dios. Para hacer esto, también se necesitan dos cosas: la Biblia (el cerillo) que está fuera de nosotros y nuestro espíritu humano (la superficie adecuada) que está dentro de nosotros.
Si acudimos a la Palabra de Dios ejercitando solamente nuestra mente con nuestro buen entendimiento, no se llevará a cabo un encendimiento o ningún fuego. Perderemos la oportunidad de obtener el Espíritu contenido en la Palabra de Dios. Nuestro espíritu humano es la superficie adecuada y no nuestra mente analítica o emociones inconstantes.
Si usamos nuestro espíritu humano como la superficie adecuada para encender el Espíritu de las Escrituras, el Espíritu nos dará vida.
Pero, ¿cómo ejercitamos o usamos nuestro espíritu para contactar al Espíritu en la Palabra de Dios?
Una de las maneras es la oración
Físicamente hablando, la mejor manera de ejercitar nuestros pies es caminar. Espiritualmente hablando, la mejor manera de ejercitar nuestro espíritu es orar. A medida que leemos la Biblia y oramos, usamos nuestro espíritu. A medida que usamos nuestro espíritu y oramos, “encendemos”, o tenemos contacto con el Espíritu en la Palabra escrita de Dios.
Aún antes de comenzar a leer la Biblia, podemos hacer una pequeña oración como esta: “Señor Jesús, deseo tocar Tu espíritu en Tu Palabra. Señor, no solamente quiero leer las palabras impresas en blanco y negro, quiero recibirte como vida”. Orar de esta manera marca una gran diferencia mientras aprendemos a ejercitar nuestro espíritu cuando acudimos a la Biblia.
Entonces, cuando leemos Su Palabra, podemos seguir orando usando las palabras de la Biblia como nuestra oración. Podemos usar estas palabras para orar, alabarle, agradecerle y adorar al Señor.
Cómo orar la Palabra de Dios: un ejemplo
Usemos como ejemplo de cómo orar con la Palabra de Dios Juan 10:11:
“Yo soy el buen Pastor; el buen Pastor pone Su vida por las ovejas”.
Podemos orar con la Palabra de Dios de esta manera: “Señor Jesús, Te alabo, pues eres mi Pastor. Estoy alegre de que Tu seas mi Pastor.Gracias Señor que me hiciste una de Tus ovejas. Gracias Señor por poner Tu vida por mi”.
En otras palabras, podemos orarle al Señor usando Sus palabras en nuestra oración, las palabras contenidas en la Biblia, como nuestra oración. Al orar usando la Biblia, usamos nuestro espíritu humano y contactamos el Espíritu en la Palabra de Dios. Esto logra que la palabra de Dios nos transmita el Espíritu que nos da vida. Experimentamos lo que el Señor habló en Juan 6:63: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. Esta vida alimenta a nuestro espíritu, satisface nuestra hambre interior por Dios y riega nuestra alma sedienta. De igual manera que un niño crece físicamente al ser alimentado, nosotros experimentamos el crecimiento espiritual en nuestra vida cristiana al ser alimentados por el Espíritu en la Palabra de Dios.
Conocer la esencia de la Biblia y ejercitar nuestro espíritu con la Palabra
Conocer que el Espíritu es la esencia de la Biblia revolucionará la manera en que respondemos a la Palabra de Dios. Ya no responderemos a la Palabra de Dios sencillamente como si fuera un libro de enseñanzas o una guía externa que nos dice cómo debemos vivir. No acudiremos a la Palabra de Dios usando solamente nuestra mente. En lugar de eso, ejercitaremos nuestro espíritu en la oración para contactar el Espíritu en la Palabra de Dios. Acudiremos a la Biblia con la expectativa de recibir vida de la Palabra de Dios.
Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita de la Santa Biblia de estudio Versión Recobro aquí.
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
Cómo comer la Palabra de Dios
Cuando hablamos de la Biblia, la mayoría del tiempo estamos familiarizados con palabras como “leer”y “estudiar”. Sin embargo, quizás no estemos acostumbrados a la palabra “comer”.
“Comer la Biblia” quizás nos suena extraño, no obstante, Dios nos dió Su Palabra para que fuera nuestro alimento espiritual. De modo que aunque leamos y estudiemos la Palabra de Dios, si no la comemos como nuestro alimento, estaremos hambrientos espiritualmente y como resultado, estaremos débiles en nuestra vida cristiana.
En está entrada explicaremos esta práctica necesaria y disfrutable respecto a comer la Palabra de Dios.
Un ejemplo
Supongamos que no hemos probado bocado por un buen tiempo; nos da mucha hambre y hasta nos desmayamos debido a la falta de comida. De repente, nos hallamos con un olor de un delicioso aroma flotando en el aire. Es un aroma agradable, no obstante seguimos con más hambre que de costumbre. Oler el aroma de la comida no es suficiente. Es preciso que lleguemos hasta donde está el alimento y lo comamos a fin de ser satisfechos y fortalecidos.
Recibir inspiración por algo que leemos en la Biblia es como oler un delicioso aroma. No significa que no obtengamos algo de esto, pero no nos satisface, no nos llena espiritualmente hasta el punto que nos estremece. Para comer la Palabra de Dios es preciso que avancemos más profundo.
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
El órgano para comer
Nuestra nariz es el órgano adecuado para oler el aroma de la comida, sin embargo, no podemos comer el alimento al usar nuestra nariz. Y ciertamente no podemos comer alimentos con nuestros oídos u ojos. Nuestra boca es el órgano adecuado para comer el alimento. Es necesario que abramos nuestra boca, ingiramos la comida, la mastiquemos, traguemos e incluso la asimilemos. Lo más probable es que esto nos parezca demasiado obvio, sin embargo, debemos darnos cuenta que “comer” la Palabra de Dios también requiere que usemos el órgano adecuado.
Puede que estemos acostumbrados a ejercitar nuestra mente para aprender algo o nuestras emociones para poder sentir algo en nuestra lectura de la Biblia. No obstante, ni nuestra mente ni nuestras emociones son los órganos adecuados para comer la Palabra de Dios.
El órgano adecuado para comer la Biblia es nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser. Nuestro espíritu humano, el cual es más profundo que nuestra mente o emociones, es el órgano que utilizamos para “comer”.
Ejercitar nuestro espíritu
Las palabras que están en la Biblia, por sí solas, son palabras en blanco y negro, y si solamente usamos nuestra mente para entenderlas, no pasarán de ser más que eso: palabras, incluso palabras que matan. El conocimiento que adquirimos de estas palabras quizás hasta hinche nuestro orgullo.
Sin embargo, en la Palabra de Dios está el Espíritu, y el Espíritu es él que da vida. De modo que para que la Biblia sea la comida que llene nuestra hambre interior y nos vivifique, es necesario que toquemos al Espíritu en la Palabra de Dios. Para hacer esto debemos ejercitar o usar nuestro espíritu.
Dios creó nuestro espíritu humano para contener y contactar a Dios. Además, el espíritu es el único que puede contactar al Espíritu en la Palabra. De modo que, por encima de todo nuestro estudio, memorización y lectura, o exposición, debemos ejercitar nuestro espíritu para “comer” la Palabra de Dios.
¿De qué manera ejercitamos o usamos nuestro espíritu? Lo ejercitamos por medio de la oración. De igual manera que ejercitamos nuestros pies al caminar, debemos ejercitar nuestro espíritu al orar.
El Espíritu, la Palabra, la oración y nuestro espíritu
La manera de comer la Palabra de Dios se lleva a cabo cuando ejercitamos nuestro espíritu, el cual es el órgano con el que comemos. Efesios 6:17-18 presenta al Espíritu, la Palabra, la oración y nuestro espíritu juntos:
“Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu”.
Estos versículos exponen claramente que somos aquellos que recibimos el Espíritu en la Palabra de Dios con toda oración, orando en todo tiempo en nuestro espíritu.
Cuando ejercitamos nuestro espíritu con la oración a fin de tocar al Espíritu en la Palabra trascendemos más allá de las palabras en blanco y negro de la Biblia para tocar la Palabra viviente que nos nutre y suple en nuestra vida cristiana. Esto es comer la Palabra de Dios.
¿De qué manera usamos nuestro espíritu con la oración para comer la Palabra de Dios?
Es bueno orar en voz alta al comer la Palabra de Dios por medio de ejercitar nuestro espíritu con la oración. Eso no significa que Dios no escucha las oraciones que hacemos en silencio, pero orar en voz alta nos ayuda a ejercitar nuestro espíritu de una manera más profunda, nos ayuda a concentrarnos más en la Palabra y a no distraernos tanto por los pensamientos en nuestra mente.
Incluso, orar antes de que abramos la Biblia también es bastante útil: “Señor vengo a Ti, en Tu Palabra. Señor, ayúdame a ejercitar mi espíritu ahora mismo para que puede tomar Tu Palabra como comida. Señor, lléname en Tu Palabra”.
Entonces, abrimos la Biblia; quizás hemos estado leyendo el Nuevo Testamento y estamos en Juan 1. Mientras leemos, no debe preocuparnos el hecho de que entendamos o no lo qué leemos. Este tiempo es para comer, de modo que debemos concentrarnos en ejercitar nuestro espíritu para ingerir la Palabra.
Por ejemplo, mientras leemos Juan capítulo 1, lo podemos leer hasta que lleguemos a un versículo que entendemos un poco y que nos trasmite un aroma delicioso, o que nos inspira. Debido a que ese versículo “huele” muy bien, nos detenemos y oramos con ese versículo de una manera sencilla. Supongamos que nos detuvimos en el versículo 4:
“En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
Quizás oremos así: “Señor Jesús, en Ti, estaba la vida. ¡Y Tú estás en mi Señor! gracias, ahora que Te tengo, tengo la vida. Señor, mantenme disfrutandote como la vida todo el día hoy. Y te alabo Señor que Tú eres la luz de los hombres. Señor, Tú eres la luz. Señor, Tú eres mi luz. Señor, alumbra en todo mi corazón. No permitas que permanezca en las tinieblas”.
Es posible que al estar “comiendo” la Palabra sobre la luz, el Señor de repente nos alumbre acerca de un pecado del cual no estábamos conscientes. Podemos hacer una pausa y confesar ese pecado.
Entonces podemos seguir leyendo hasta que el versículo vuelva a encender nuestro espíritu y orar espontáneamente con lo que surja de nuestro corazón y nuestro espíritu. No es necesario que nos sintamos forzados a terminar el capítulo o incluso terminar la sección. Este tiempo en la Palabra es para que comamos, no para leer una porción determinada. Podemos tomarnos el tiempo necesario para comer al leer y orar, y orar y leer.
Mientras le agradecemos al Señor con Su Palabra, le alabamos y oramos con ella sin tener una fórmula o una manera establecida, disfrutamos la comida espiritual. Somos libres de las fórmulas y los rituales, de orar las mismas oraciones todo el tiempo. De hecho, es posible que oremos con el mismo verso muchas veces en nuestras vidas, y cada vez será diferente. Esto se debe a que el Espíritu es viviente, y cuando oramos no de forma rutinaria o habitual, sino con el espíritu ejercitado, contactamos al espíritu viviente en la Palabra.
Debemos dedicar un tiempo para comer
Debemos leer la Biblia de forma regular, incluso a diario durante toda nuestra vida. También debemos estudiar la Palabra de Dios y procurar entenderla. Sin embargo, a fin de que podamos ser nutridos con la vida divina de Dios y crecer en esta vida, es preciso que acudamos a Su Palabra para comerla al leerla y orar con ella.
Cuando dedicamos tiempo para trascender más allá de las palabras en blanco y negro de la Palabra, y ejercitamos nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser, para tocar la vida en la Palabra, somos satisfechos interiormente. Al hablar con el Señor de una manera sencilla y genuina con Su Palabra, la Biblia llega a ser para nosotros espíritu y vida, la cual nos vivifica y satisface nuestra hambre.
La Biblia completa es un libro de oración vivo, un banquete lleno de comida que nos nutre mientras ejercitamos nuestro espíritu para comerla. ¡Cuánto agradecemos al Señor por este banquete maravilloso!
Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita de la Santa Biblia de Estudio Versión Recobro aquí.
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
¿Qué debo hacer cuando peco después de ser salvo?
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
Podemos gustar a Dios
La mayoría de las personas están familiarizadas con frases como: adorar a Dios, venerar a Dios y servir a Dios.
¿Pero qué sucede cuando decimos gustar de Dios? Si le pidieramos a la persona promedio que pusiera un verbo antes de Dios, lo más seguro es que no se le ocurriría poner el verbo gustar. El concepto habitual acerca de Dios no involucra gustar de Él. ¡Aun así, hay muchos versículos en la Biblia que nos muestran que realmente podemos gustar de Dios!
¿Por qué es necesario gustar de Dios?
Existen por lo menos dos razones por qué gustar de Dios es importante para nosotros como cristianos.
Primero, Dios quiere que gustemos de Él. Él no solamente quiere que le conozcamos con nuestra mente sino también que gustemos de Su dulzura en nuestro corazón. Los siguientes versículos nos muestran cómo el pueblo de Dios gustó de Él:
• Salmos 119:103:
¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras!
¡Más dulce que la miel a mi boca!
• 1 Pedro 2:2-3:
Desead como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado lo bueno que es el Señor.
Dulce y bueno. Así es el sabor de Dios en Su Palabra.
Segundo, que gustemos o no de Dios afecta cuánto somos nutridos de la Palabra de Dios. Y cuánto nos nutramos de la Palabra de Dios determina nuestro crecimiento en Cristo. Un bebé no puede crecer si no se alimenta.
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
PÍDALA AHORAEl sabor del alimento afecta el apetito
El versículo anterior de 1 Pedro usa gustar del Señor en Su Palabra y desead Su Palabra en el mismo pasaje; esto tiene sentido porque entre más gustamos del Señor y Su Palabra, más desearemos Su Palabra. Por otro lado, si la Palabra nos es insípida, nuestro interés en ella menguará.
Medite un poco sobre su apetito físico. Si el alimento que usted come no tiene sabor, comer se hace un quehacer. En vez de disfrutar sus alimentos, quizás comience a dejar de comer algunas comidas al día. Una vez que comience a dejar de comer algunas comidas en forma regular, usted perderá el interés en comer. El apetito se mantiene saludable al comer alimentos deliciosos y nutritivos.
Dios creó para nosotros el alimento físico de una manera maravillosa. Él podía haber creado todo el alimento de un color gris y sabor insípido, ¡pero no lo hizo! Comer es agradable por los diferentes colores, texturas y sabores de los alimentos.
La diversidad de colores (rojo, amarillo, verde, anaranjado, morado) y sabores (dulce, agrio, salado) muestran las riquezas deliciosas e ilimitadas que Dios desea que gustemos de Él en Su Palabra.
Ciertamente la Palabra de Dios no debe volverse “gris” o “insípida”. Cuando gustamos de la dulzura y de lo bueno que Dios es en Su Palabra, nuestro apetito espiritual se despertará. Regresaremos por más, puesto que nos encantará el sabor.
Si nuestro apetito por la Palabra de Dios mengua, quizás se deba a que no gustamos de Dios mientras la leemos.
¿Cómo es posible?
Podemos gustar de Dios en Su Palabra puesto que la Biblia es distinta de cualquier otro libro que existe. Mateo 4:4 nos dice que las palabras de la Biblia salen de la boca de Dios. Ya que las palabras de Dios salen de Su propio ser, estas contienen el elemento de Dios y llevan Su sabor.
No obstante, de igual manera que gustar del alimento físico no es una actividad mental, gustar de Dios no es tampoco algo teórico. Gustar de Dios es algo que se puede experimentar y es algo que es subjetivo.
Desafortunadamente, es posible leer la Biblia y no gustar de Dios. Gustar de Dios o no, depende de cómo nos dirijamos a la Biblia.
Las maneras que nos impiden saborear de Dios en Su Palabra
Es probable que no saboreemos de Dios lo suficiente si:
- leemos Su Palabra sólo para cumplir con nuestro “deber como cristianos”, pero no abrimos completamente nuestro corazón
- nuestra intenciones simplemente tienen como propósito obtener más conocimiento sobre Dios de una manera objetiva
- nos enfocamos en buscar maneras de mejorarnos a nosotros mismos
Quizás obtengamos un conocimiento objetivo sobre Dios o aprendamos algo interesante, pero no gustaremos de Dios.
Las maneras que nos ayudan a saborear de Dios en Su Palabra
Podemos saborear de Dios en Su Palabra cuando:
- leemos la Biblia con un corazón abierto y hambriento por Dios. Algo que nos puede ayudar antes de leer es hacer una oración corta: “Señor Jesús, abro mi corazón a Ti. Vengo a Ti porque te necesito y tengo hambre de Ti”.
- acudimos al Señor mismo y no a las letras en blanco y negro. Teniendo esto en mente, podemos orar: “Señor, no quiero que pases desapercibido en Tu Palabra. Es mi deseo poder hallarte en Tu Palabra”.
- nos enfocamos en la Persona maravillosa del Señor y en todo lo que ha hecho, y no en nosotros. Una oración sencilla puede enfocarnos en Cristo y Su Palabra: “Señor pongo todo mi ser para enfocarme en Ti. Deseo ver tu Persona maravillosa en Tu Palabra. Muéstrame más de Ti”.
Es muy probable que se haya dado cuenta que en cada uno de los puntos, orar es muy común. La oración puede ayudarnos a tener un corazón abierto, venir al Señor en la Palabra y a enfocarnos en Cristo. Aún las oraciones cortas pueden “abrir nuestro paladar” y hacer la diferencia en nuestra lectura bíblica.
Disfrutar el sabor de Dios en Su Palabra es un gozo inefable. Al saborear a Dios, nuestros corazones son atraídos a Él y espontáneamente le amamos más a Él y a Su Palabra . Mientras nos alimentamos de Su Palabra, creceremos y estaremos saludables en el Señor.
Todos los versículos son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita de la Santa Biblia Versión Recobro aquí. O descargar gratuitamente aquí en formato PDF aquí
enero 28, 2023
Rhema En Ecuador
No comments
¿Cuál es el mejor momento del día para pasar tiempo con el Señor Jesús?
Cada mañana cuando nos levantamos, tenemos la opción de elegir cómo comenzar nuestro día. Veamos dos posibles situaciones:
Situación hipotética 1: suena el despertador, se levanta de la cama, comienza a arreglarse y ya está ansioso por el día que le espera. Mientras desayuna de prisa, se pone al día con las noticias, los mensajes de texto y los correos electrónicos. Finalmente sale apresuradamente por la puerta, absorto en su lista de quehaceres.
Situación hipotética 2: usted oye el despertador e inmediatamente dice: “Señor Jesús, te amo”. Se levanta de la cama y pasa un tiempo hablando con el Señor en oración y leyendo Su Palabra. Refrescado y nutrido por Su Palabra, usted se siente fortalecido y suministrado para enfrentar los desafíos del día.
Probablemente todos preferiríamos la segunda situación. Nuestra vida espiritual se beneficiaría grandemente y quizás hasta cambiaría drásticamente si comenzáramos cada día pasando tiempo con el Señor Jesús. Pero establecer un hábito requiere algo más que una inspiración fugaz; sería de gran ayuda ver por qué vale la pena. En esta entrada, veremos tres razones por las cuales es crucial pasar tiempo con el Señor, y cúal es el mejor momento del día para hacerlo.
1. Nuestra salud espiritual depende de ello
Podemos esperar estar físicamente saludables sólo si comemos suficiente comida todos los días. Aunque podamos obtener rápidamente algunas calorías comiendo un dulce, es mucho mejor para nuestra salud si dedicamos tiempo para comer una comida nutritiva. De la misma manera, podemos esperar estar espiritualmente saludables sólo si tomamos tiempo diariamente para alimentarnos de la Palabra de Dios en oración y comunión con Él.
¿Necesita ayuda para entender la Biblia?
Pida una Biblia de estudio gratuita que le ayudará a entender la Palabra de Dios
PÍDALA AHORA2. Nuestro crecimiento espiritual depende de ello
En 1 Pedro 2:2 dice: “Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis”. Así como los bebés necesitan comer diariamente para crecer físicamente, nosotros necesitamos comer alimento espiritual todos los días para crecer en el Señor. Al pasar tiempo con Jesús con el fin de alimentarnos de Su Palabra cada día, somos suministrados para vivir nuestra vida cristiana y crecer en Su vida divina.
3. Nuestra relación con Cristo depende de ello
Tener una relación significativa con una persona requiere dedicarle tiempo. Enviar correos electrónicos y mensajes de texto son dos buenas maneras de mantenerse en contacto, pero no son lo mismo que hablar directamente en persona con alguien. Al pasar tiempo cara a cara con otras personas, las llegamos a conocer en un nivel más profundo.
En nuestra relación con el Señor Jesús, pasar tiempo con Él de esta manera es aún más crucial. Jesucristo es una persona maravillosa que vive en nosotros y que quiere que le conozcamos. Pero a fin de ir más allá de tener un conocimiento objetivo o superficial de Él, tenemos que darle prioridad a nuestro tiempo con Él más que a otras cosas. Así podremos llegar a conocerlo de una manera más profunda al abrir nuestros corazones a Él, hablándole en oración y permitiéndole que nos hable en Su Palabra. De esta manera desarrollamos una relación profunda y personal con Él.
El mejor momento del día para pasar tiempo con Jesús
El Señor Jesús quiere tener una relación íntima y personal con nosotros, no una relación formal o predecible. Nosotros podemos, y debemos, contactarlo en cualquier momento y en cualquier lugar. Él está viviendo en nuestro espíritu, y podemos invocarle durante el día o la noche.
Sin embargo, el mejor momento del día para pasar tiempo con el Señor Jesús es por la mañana. Así lo confirman la experiencia de los creyentes a lo largo de la historia y los testimonios del pueblo de Dios en la Biblia.
Un cuadro en el Antiguo Testamento
Éxodo 16 nos dice cómo Dios alimentó a Su pueblo mientras ellos viajaban por el desierto, haciendo llover el maná del cielo cada mañana con el rocío. Si el pueblo de Israel no se levantaba lo suficientemente temprano para recoger el maná, perdían la porción de ese día, ya que se derretía bajo el sol abrasador.
Este relato es un buen cuadro para nosotros. Hoy en día, Dios desea nutrirnos con “maná” espiritual en Su Palabra todas las mañanas. Cuando dedicamos tiempo para encontrarnos con Cristo en Su Palabra, somos refrescados y equipados para enfrentar el “calor” y las pruebas que se nos presenten.
Cuando no pasamos tiempo con el Señor en la mañana, nos quedaremos fácilmente atrapados en todo tipo de cosas una vez que el día comienza. A menudo nos quedamos sin tiempo para estar a solas con Él. Sin darnos cuenta, el día se acaba y estamos agotados. Puede ser que oremos un poco mientras nos estamos quedando dormidos pero perdimos el suministro especial de Cristo que estaba disponible para nosotros por la mañana.
Es mejor comenzar nuestro día con el Señor, antes de que nuestros planes, preocupaciones y situaciones nos roben el tiempo. Pasar esos primeros minutos del día a solas con nuestro amoroso Señor es particularmente dulce. Mientras todo está tranquilo, podemos abrir fácilmente nuestros corazones y nuestros espíritus al Señor para ser llenos de Él por medio de la oración y para ser avivados al leer Su Palabra (puede pedir un Nuevo Testamento de estudio gratuito aquí.) Su Palabra llegará a ser la alegría y el gozo de nuestros corazones a medida que pasamos tiempo en Su presencia.
Para más información sobre este tema, puede leer gratis el capítulo 1 de Elementos básicos de la vida cristiana, t. 2 aquí.
Todos los versículos son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.